1. SUKUT: Silencio.
El Corán sale del silencio y regresa al silencio. Es un Libro recitado. Una
Lectura. Es dinámico y, por lo tanto, procede de su opuesto: la quietud. La
existencia es pintada como poseedora de tres reinos. Más exactamente, se diría
que hay dos reinos y que están divididos por un barzaj, un espacio intermedio,
que los separa. Podríamos decir, por lo tanto, que la existencia es:
mulk/malakut. Reino visible/reino invisible o rama/raíz. El barzaj que hace
posible que se pueda distinguir un reino del otro es el Sabarut, el reino del
poder, la zona de las luces. Las luces se derraman sobre ambos reinos, pero la
división que existe entre los dos ha sido establecida como la realidad
fundamental de la existencia. Sólo cuando estos dos opuestos se encuentran en
una igualdad central se produce, en el ámbito de la percepción, la aniquilación
del centro experimentador. Si los opuestos se encuentran en una misma extasis
son aniquilados; es decir que, si lo externo y lo interno chocan en el punto
medio, no hay ni interior ni exterior; y lo mismo ocurre con todos los
opuestos.
De modo que el silencio es tanto la vacuidad
continua de la que salen palabras y letras, como la zona dentro de la que el
sonido resuena y a la que los sonidos regresan. Es el espacio dentro del que el
tiempo de las letras se manifiesta. O también podría decirse igualmente que es
el tiempo en el que el espacio de las letras se manifiesta. El silencio 'dura',
pero también 'se difunde'.
2. HURUF: Letras. En árabe, la raíz de la
palabra significa: filo de la espada. También significa: límite, borde, a punto
de. Las letras son acciones. Las letras hacen cortes en la quietud indiferente.
Son los primeros signos indicadores del discernimiento. Son filos, límites,
bordes. Delinean. Componen formas. Son, por consiguiente, medios para una
puesta en clave profunda de todas las formas, tanto las animadas como las
inanimadas. La capacidad de la letra es un vasto depósito procedente de una
fuente básicamente limitada. La coordinación entre estos elementos limitados y
el proceso de creación es la base de las cosmologías islámicas. Más adelante
descubriremos que todo el proceso de creación en sí mismo no es sino
significados en clave; y que el desciframiento de significados no es una suma a
la creación, sino sencillamente una articulación, una expresión, de las
realidades de la creación. Es de una extrema ignorancia imaginarse que el
hombre 'descubre' algo o que pone al desnudo secretos o que solventa misterios.
No existen más que la ignorancia y el conocimiento. Los conocimientos reciben
expresión. La garganta, junto con la caja bucal: boca, lengua, paladar y
dientes, es el órgano del habla. El universo es la separación del hombre. Él es
recogimiento, asociación. De manera que cuando él 'declara' las realidades de
la creación, simplemente da voz, por medio de una serie de configuraciones de
significados (que es lo que llamamos habla), a las realidades distintas. El
hombre ha sido hecho para esto; la voz que habla únicamente dice esto; y toda
ella es alabanza del Creador de este cosmos, uno y unificado. Las letras del
habla no son más que las letras creativas de diferenciación en elementos
básicos y organismos.
3. KALAM: Palabras. Deriva de una raíz que
indica habla, importancia, autoridad, ascendencia; y su significado esencial es
herir, cortar o dar un tajo.
Aquí podemos ver la asombrosa relación que
existe entre el carácter del árabe y la expresión coránica. El Corán no 'fue
hecho con el árabe', sino que más bien el árabe fue hecho para el Corán. Está
configurado precisamente para contener el Mensaje y es el vehículo perfecto
para el Mensaje. Hemos llegado ya, poniendo letra y palabra en interacción
dinámica, a una configuración de definiciones significativa. Las letras son la
hoja de la espada y, con ella, las palabras cortan. Este 'corte' es la
intervención de la discriminación, la incisión causada por ella. Es el acto
mismo de separación. Es el instrumento que el centro experimentador del yo
utiliza para separar y luego dominar, controlar y ascender por encima del
terreno de la existencia. Las palabras separan, el silencio une. En el mismo
sentido, Sidi 'Ah al-Yamal señala que muchas palabras pueden ser recogidas en
una sola y que una palabra puede ser dividida en muchas otras".
Las palabras en árabe se dividen básicamente
en tres funciones y, también, están construidas según un principio de tres letras.
Las tres funciones son:
1. Nombre.
2. Verbo.
3. Preposición.
El vocabulario del Corán es una
ciencia en sí mismo. Por el momento basta saber que hay una tensión básica
subyacente de opuestos que forma el punto-contrapunto de la textura sobre la
que está asentada la gran enseñanza espiritual de la Unidad. Estos son algunos
de sus vocablos clave:
dunya / ajira
.......................................................este mundo / el otro
nar /
jannah........................................................ fuego / jardín
mashriq /
magrib................................................. este / oeste
kufr /
iman......................................................... rechazo /
aceptación
dulm /
nur.......................................................... oscuridad / luz
yahl /
hilm.......................................................... ignorancia /
serenidad
'ard /
samauat..................................................... tierra / cielos
kafaru /
amanu................................................... los que rechazan / los
que aceptan
4. ALEYAS: Palabras. Podría decirse que el
salto cualitativo de palabra a signo es mayor que el de letra a palabra, sin
embargo, no hay que olvidar que 'la comprensión' del significado del signo se
asimila más fácilmente que la conciencia del significado de las letras en
cuanto tales. La llegada del Corán produce, para los hombres y las mujeres
civilizados, un desplazamiento categórico de la supremacía del número como
sistema de base-unidad. En verdad, el número pasa a ser considerado directa y
constantemente como magia; magia manipulativa. El lenguaje es el garante de la
autonomía humana, el punto de partida de la especie adánica, la vía para el
conocimiento del yo/cosmos. Es más, el Corán, por su carácter -la Recitación-
coloca la lengua hablada por encima de la lengua escrita. El célebre -esto es,
para la clase sacerdotal de los 'ulama,- hadiz del Mensajero: 'Somos una
comunidad iletrada; no escribimos y no calculamos,' no es un rechazo obstinado
del conocimiento, sino que es, mucho más profundamente, una sabia confirmación
de la clave de la sabiduría que está más bien engarzada en el acto del habla
articulada que en todos los demás sistemas de consignación estáticos; tanto
utilicen una u otra forma de lenguaje: el lenguaje biológico y primario de la
experiencia o el lenguaje abstracto y secundario del número y del símbolo.
Dicho sea de paso, no debe pensarse nunca que el número es un sistema cerebral
y menos asociativo que la letra, puesto que el número mismo está basado en la
naturaleza y depende de la naturaleza.
Desde nuestro punto de vista, podríamos decir
incluso que el número, como sistema, es más simiesco que humano. Los sistemas
de base decimal pueden ser vistos simplemente como poetizaciones de nuestro
descubrimiento de los dedos de las manos y de los pies. Y desde luego, podría
considerarse que los sistemas binarios modernos son una regresión de la
conciencia a la función de
dos-miembros. Se produce una cierta agitación
social en las sociedades decimales; sólo ahora comenzamos a percatarnos de la
existencia de un claro abandono autístico en los grupos de sistema binario de
las sociedades tecnológicas.
Con el salto de palabra a aleya, pasamos al
reino de la sintaxis y de la formulación gramatical. La fascinación que les
produce este crecimiento de la letra limitada (hasta la estructura oracional en
apariencia ilimitada) ha dejado a los lingüistas kuffar reducidos a sus
lamentables árboles de diagramas y a sus inútiles intentos de someter la lengua
hablada a las disciplinas lógicas. Una vez más, la naturaleza existencial de la
aleya ha sido ciegamente ignorada. Así como en su momento vimos todo el
alfabeto al descubierto en la cartografía de la garganta y de los órganos
vocales, también descubrimos, al examinar los signos, nada menos que la clave
de la misma cognición; desde el más simple acto de descifrar hasta el encuentro
gnóstico con el Real.
5. SURAS: Formas. Estas son unidades amplias
de un mismo contenido temático. Hay 114 suras, o bien 113, que comienzan con el
'Bismillah'.
l último elemento estructural del
Corán es la Sura. Es por consiguiente el modo más amplio y final de
experiencia, antes de que podamos poner nuestra vista sobre el Libro en su
conjunto. Es por lo tanto el más complejo y de mayor grado de significación de
todos. Cada sura es en sí misma una unidad completa de significación, un
organismo completo. La palabra sura significa forma. La última fase de
intelección que está a nuestro alcance es por lo tanto el conocimiento de las
formas; lo que viene después es la totalidad, el Libro manifiesto, el cual a su
vez presupone y apunta hacia el Libro oculto, la 'Madre del Libro.' El Mensaje
que procede del Real.
Ahora bien, las suras se dividen
claramente en dos series. Tan importante es este agrupamiento para nosotros que
ya las primeras comunidades incorporaron la división en el texto escrito. Así
pues encontramos, al comienzo de cada sura, el nombre de la sura seguido de una
de las dos series: sura de Meca o sura de Medina. Esto nos permite decir que:
cada sura tiene un nombre y cada sura es de Meca o de Medina. Podemos señalar
aquí la gran importancia que se da a la letra M mim en el Islam; puesto que de
ella procede el Mensajero Muhammad, que Allah le bendiga y le dé paz; y también
proceden Meca, donde está la Casa de Allah; Medina, la morada de la primera
comunidad del Islam, así como muslim, mu'min y muhsin. Shaij al Akbar apunta
con respecto a la letra mim: su punto de articulación se halla entre los
labios. Su elemento es tierra. Su número, el 44. Su zona, el Visto, el Mulk, el
yabarut Su poder, el hombre.
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